sábado, 3 de abril de 2010

Discurso 24 de marzo de 2010

“El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”.
El 24 de marzo de 1976,
Isabel Perón, detenida y trasladada a Neuquén.
Los Comandantes de las FF.AA. asumieron el poder: Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera y Orlando R. Agosti.
Comenzó así el "Proceso de Reorganización Nacional".
José Martínez de Hoz fue ministro de Economía. Fue quien anunció su plan para contener la inflación, detener la especulación y estimular las inversiones extranjeras, para eso necesitó cerrar la industria nacional (más gente sin trabajo).
Durante este período, la deuda empresaria y las deudas externas pública y privada se duplicaron. La deuda privada pronto se estatizó, o sea, si algún empresario privado tenía deudas con cualquier empresa de otro país, el Estado argentino (esto es, todos los ciudadanos) pagaron y pagamos sus responsabilidades.
El terrorismo de Estado desarrolló un proyecto planificado, dirigido a destruir toda forma de participación popular. Imagínense un sábado a la noche y no poder tomar una cerveza o fumar en la puerta de tu propia casa.
El régimen militar puso en marcha la represión para someter a la población mediante el terror e instaurar ese mismo terror en y entre la población. De esta manera, se impuso el "orden", sin ninguna voz disidente. Por eso hacían desaparecer esas voces.
Estudiantes, sindicalistas, intelectuales, profesionales y otros fueron secuestrados, asesinados y "desaparecieron". Imagínense que de pronto desaparece su madre. Nadie les dice nada. Ustedes tienen que seguir. Pero nadie sabe dónde está. No pueden encontrar su cuerpo. No pueden ni siquiera decirle adiós. No hay cuerpo, no hay muerte. Hay desaparición.
Funcionaron de centros clandestinos de detención ilegal en: la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y el Garaje Olimpo, entre los más conocidos en la Capital Federal. En la provincia de Buenos Aires, El Campito (también conocido como Los Tordos), El Vesubio, La Perla. En la Provincia de Córdoba: Regimiento 9, La Polaca, Campo Hípico y en Corrientes: Santa Catalina.

Suficiente para una mañana. Pero si quieren hay más. Búsquenla en la Historia.
Ayer mientras preparaba este discurso, pensé en la utopía…
¿Utopía?
¿Qué es eso? Y soy profesor de Lengua y fui a la RAE. Su diccionario dice que es un término derivado del griego cuyo sentido es: no-lugar, lugar que no existe. Es un plan, un proyecto, una doctrina o un sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.
Qué suerte. Qué maravilla que en esos años muchos jóvenes, mujeres, hombres, adolescentes, estudiantes, médicos, obreros murieron por esas utopías…
Un obrero pedía junto a sus compañeros de trabajo que los señores burgueses (los que aún siguen colgados a sueros y máquinas respiratorias) les dieran algo de aumento salarial.
Un grupo de alumnos se reúnen en asambleas para solicitar un boleto escolar.
Un maestro trabajaba en la villa de Retiro sin cobrar un centavo.
Las monjas francesas, algún cura verdaderamente cristiano que ofrecía sus servicios espirituales y sociales a los necesitados realmente. Curas que no eran condescendientes a los recoletos beatos, inmóviles, inertes, mirando el rosario y no al hambriento. Aclaro, esos hambrientos no fueron el resultado de malos gobiernos civiles solamente, fue también la bendición de los púlpitos.
Y me pregunto: “¿Qué fue de esa utopía?”
En esos años decían: son unos melenudos, drogadictos con ideas socialistas (no se puede ser tan idiota y confundir ideas socialistas con prácticas sociales y de reclamos auténticos). Eso decían drogadictos con ideas.
Hoy siento mucha pena. Porque muchos padres y abuelos de esa generación han dejado sólo la droga y se han llevado la utopía.
El mercado neoliberal es el espacio donde los poderosos son cada vez más fuertes y los humildes cada vez más pobres.
Los discursos mass-mediáticos han construido un único modo de pensar. Sé feliz, disfrutá el momento, no te preocupes por el pasado. Lo que importa es el ahora.
Serrat en su canción:
Quieren ponerle cadenas a la Utopìa.
Pero, ¿quién es quien le pone puertas al monte?
No pases pena,
que antes que lleguen los perros, será un buen hombre
el que la encuentre
y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía
la vida sería un ensayo para la muerte.
¡Ay! Utopía,
cómo te quiero
porque les alborotas el gallinero.
¡Ay! ¡Ay, Utopía,
que alumbras los candiles
del nuevo día!

A veces, tengo esperanzas. A veces cuando veo a algún alumno que me dice mañana voy a la marcha… y sí… lo veo en la marcha caminando junto a un grupo de civiles…
A veces soy optimista. Pero el recuerdo de la Memoria, la necesidad de Justicia y el deseo de Verdad, muchas veces me retrotraen, me oscurecen la mirada. Aún así, prefiero sufrir un poco antes que ver otra vez a la gente subsumirse al paso de una bota de opresión.
Acompáñeme, caminemos la memoria, la justicia y la verdad. Es lo único que nos hará libres.

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